El borrador de la nueva Constitución de Chile, cuyo texto final debe estar definido el 4 de julio para luego ser votado en el plebiscito de salida del 4 de septiembre próximo, se convirtió en «best-seller» en los quioscos de revista de todo el país, ya que los ciudadanos suelen comprarlo para compararlo con la Carta Magna vigente, impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet.
Néstor Suárez, dueño de un puesto en pleno Paseo Ahumada, en el centro de la capital chilena, todas las mañanas grita a viva voz: «¡ha llegado el borrador de la nueva Constitución! ¡Vote informado!».
«Va a haber cambios muy radicales y la gente tiene que leerlo (el borrador). Se habla de una Constitución muy progresista, muy innovadora», comentó Suárez, según la agencia de noticias EFE.
A mitad de la conversación, unaborra mujer le espeta: «La nueva Constitución es una gran desilusión. No vamos a conseguir cambiar nada».
Unos metros más adelante, en la esquina entre Paseo Ahumada y Agustinas, Sergio Vegas, un vendedor itinerante de textos jurídicos, aseguró: «Hay gente que quiere estar muy informada y compra también la Constitución actual para poder comparar una y otra».
Así está hoy la ciudadanía chilena, dividida, algunos ilusionados con un cambio positivo, y otros no tanto. Pero si es un hecho que el tema ya está instalado.
Plebiscito definitorio
Los chilenos decidirán en un plebiscito de salida obligatorio, el 4 de septiembre, si aprueban o rechazan la nueva Constitución redactada por la Convención Constitucional (CC) de 154 ciudadanos, en su mayoría independientes progresistas.
De aprobarse, el texto sustituirá a la actual Ley Fundamental, heredada del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por fomentar la privatización de servicios básicos.
Lo que se vende ahora es un borrador provisional, pues la convención está haciendo los últimos ajustes al texto y entregará el 4 de julio la propuesta final, que incluye derechos sociales como salud universal, educación gratuita y de calidad, acceso a la vivienda y al agua.
Ricardo Vera, otro vendedor ambulante de textos jurídicos, cree que las ventas se dispararán aún más cuando se acerque la votación.
«Los precios varían entre los 3.000 pesos chilenos del más pequeño (3,4 dólares) y los 5.000 pesos del más grande (5,7 dólares). Los distribuye una editorial llamada Galas», apuntó.
El borrador de la nueva Constitución se encuentra de forma gratuita en la web de la CC desde finales de mayo, cuando se aprobaron los principales artículos, pero su venta es responsabilidad de editoriales privadas.
Al igual que ahora, los chilenos acudieron en masa a los quioscos para comprar la actual Constitución los meses antes del histórico plebiscito de octubre de 2020, cuando por un 80% de los votos se decidió escribir nuevas reglas del juego.
El proceso constituyente fue precisamente la salida que encontró la política para desactivar las graves protestas que estallaron en octubre de 2019, las más graves desde la dictadura, con una treintena de muertos y miles de heridos.
Tradición «muy chilena»
La venta de textos jurídicos es una tradición «muy chilena» que, para Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica, «explica en parte por qué la salida del estallido social tomó la forma institucional que tomó».
«El interés por las leyes es un fenómeno bastante chileno, sobre todo en América Latina, donde la mayoría de los países son más parainstitucionales», agregó Suárez-Cao, quien también integra la Red de Politólogas.
En los próximos dos meses, subrayó Claudio Fuentes, de la Universidad Diego Portales, «vamos a ver un creciente interés en debatir sobre derechos y deberes sociales».
«Pasó en los procesos constituyentes de Colombia, Bolivia y Ecuador, pero dadas las características del proceso chileno, con participación ciudadana y dinámicas de discusión abiertas, el interés va a ser mayor», añadió.
Aunque arrancó entre altas expectativas, la CC perdió adherentes por los roces internos y varios escándalos que salpicaron a una lista de constituyentes ligados a las protestas de 2019.
Desde principios de abril, son varios los sondeos que colocan la opción del «Rechazo» por encima del «Apruebo», aunque los expertos señalan que es pronto y que los escenarios están muy abiertos.
La derecha, minoritaria en la CC, votará en contra de la propuesta al encontrarla «radical», mientras que la izquierda se inclina por «darle luz verde».
«Todo es posible, pero la Constitución vigente ha demostrado estar agotada. Si gana el Rechazo creo que habría que comenzar el proceso nuevamente y elegir una nueva convención», concluyó Suárez-Cao.